Los efectos colaterales de la guerra comienzan a sentirse en el comercio mundial. Las principales navieras anunciaron que detendrán el flujo de sus barcos por el mar Rojo tras la intensificación de los ataques.
El Estrecho de Bab al-Mandab, que enlaza el Mar Rojo (al norte) con el Golfo de Adén (al sur), en el Océano Índico, se convirtió nuevamente en el escenario de ataques a buques porta-contenedores, por esta razón las compañías marítimas más grande del mundo anunciaron que dejarán de utilizar el Canal de Suez, lo que obliga a los barcos procedentes de Asia a rodear África, añadiendo tiempo y costos a la logística internacional de la mercadería.
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